Efectos de la alimentación y el ejercicio físico sobre el gasto energético.

Una pieza clave en la valoración nutricional es el gasto energético, este concepto hace referencia a la cantidad de energía que nuestro organismo necesita, desde cualquier actividad física hasta actividades metabólicas como digerir alimentos, regeneración de tejidos, combatir enfermedades etc.

La energía necesaria la obtenemos a través de los alimentos, cuando la ingesta de energía en forma de calorías mediante la dieta es superior al gasto energético se puede producir un aumento de peso, mientras que si esta ingesta es inferior se produce una disminución del peso. Este sistema es utilizado frecuentemente para establecer intervenciones dietéticas a través del valor calórico de la dieta.

En este sentido, para las personas que buscan perder peso, como pueden ser personas que presenten obesidad, sobrepeso o atletas que busquen bajar de peso para poder participar en una determinada categoría, se puede utilizar una intervención en la que la energía consumida sea inferior al gasto calórico total. Por otro lado, si se busca subir de peso, como pueden ser situaciones de desnutrición debido a patologías como brotes de colitis ulcerosa o de síndrome de Crohn o deportistas que buscan aumentar su masa muscular el valor calórico de la dieta es mayor al gasto calórico del sujeto.

En los últimos años se ha observado como el gasto energético es un modulador del tejido adiposo, es decir la masa grasa de los individuos y puede ser un factor fundamental para combatir la obesidad. Para saber más sobre el gasto calórico, veremos que este se divide en diferentes componentes (1):

  • El metabolismo basal o termogénesis obligatoria, representa la energía que consumimos durante el reposo en reacciones metabólicas esenciales.
  • La termogénesis asociada la dieta (TAD), es la energía utilizada para la digestión de los alimentos, absorción, distribución y almacenamiento de nutrientes, se estima que corresponde a un 10% del gasto calórico total. Sin embargo, existen factores que influyen en él como son los horarios y la frecuencia de las ingestas, la composición de la dieta. Estudios recientes destacan que la termogénesis asociada a la dieta está influenciada por los ritmos circadianos, demostrando que esta es mayor en la mañana comparada con la noche y también es mayor cuando la frecuencia de comidas se realiza de manera regular en comparación con una frecuencia variable. Además, en periodos interprandiales de dos o más horas se incrementa la TAD mientras que en periodos menores se reduce (2). Del mismo modo los alimentos presentan distinto efecto térmico, el cual es superior en hidratos de carbono y proteínas que en grasas (1).
  • Termogénesis de la actividad física (TAF), es el gasto de energía derivado del ejercicio físico. Es muy variable entre personas y depende de su estilo de vida, siendo el más bajo en personas sedentarias y más alto en deportistas. Su interpretación está sujeta a la duración e intensidad del ejercicio, además de la composición corporal del sujeto. Cabe mencionar que el componente no voluntario de la actividad física, conocido por sus siglas en ingles NEAT (non exercise activity thermogenesis), que implica la contracción de músculos de manera no voluntaria, el mantenimiento de la postura corporal, es mayor en personas físicamente activas que en personas sedentarias (3).
  • Termogénesis adaptativa o facultativa, tiene lugar en el musculo y en el tejido adiposo marrón, está regulada por las hormonas tiroideas y se trata de la producción de calor en respuesta a ambientes fríos y a dietas hipercalóricas.

Conocer estos sistemas es muy importante de cara a realizar una intervención dietética, de hecho estos sistemas pueden suponer un gasto energético mayor al estimado, por ejemplo en el estudio de Antonio J, en el que se intervino con dieta hiperproteica en atletas profesionales que entrenaban fuerza se observó que el grupo que consumió mas kcal, 600 kcal más que el grupo control, estos obtuvieron una mayor pérdida de masa grasa, esto es debido a que las proteínas tienen un mayor efecto térmico. Por otro lado, el metabolismo basal de los atletas es mayor que el de una persona sedentaria debido a que la masa muscular es metabólicamente activa y además la proteostasis, el balance en la síntesis de proteína muscular y la destrucción de proteína muscular requiere de energía que generalmente proviene de las grasas.

De este modo podemos ver que estimar el gasto calórico puede ser bastante complejo debido a los distintos factores que lo influyen, por este motivo hay que destacar la figura del nutricionista que es capaz de analizar y evaluar los distintos componentes del gasto calórico para ajustarlo de la mejor manera a tu estilo de vida y a tu dieta.

Bibliografía

  1. Obregón MJ. Obesidad, termogénesis y hormonas tiroideas. Rev Esp Obes. 2007;5(1):27–38.
  2. Vázquez Cisneros LC, López-Espinoza A, Martínez Moreno AG, Navarro Meza M, Espinoza-Gallardo AC, Zepeda Salvador AP. Efecto de la frecuencia y horario de alimentación sobre la termogénesis inducida por la dieta en humanos, una revisión sistemática. Nutr. Hosp.  [Internet]. 2018; [citado 2020 Nov 04]; 35(4): 962-970. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112018000800031&lng=es&nrm=iso
  3. Antonio J, Peacock CA, Ellerbroek A, Fromhoff B, Silver T. The effects of consuming a high protein diet (4.4 g/kg/d) on body composition in resistance-trained individuals. J Int Soc Sports Nutr. 2014;11(1):1–6.

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